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El reino del revés

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El clásico de Punta Carretas se suspendió porque Champa no se presentó, argumenta que se le fijó un partido sin su consentimiento

 

El rugby uruguayo tuvo ayer uno de esos capítulos que le sacan su seriedad, y que, a veces, lo hacen parecerse a una liga de barrio. Luego de una semana plagada de especulaciones, que hicieron que la hora de Los Cuervos-Champa se definiera recién el viernes a las 18:15, ayer Champa no se presentó a jugar el clásico.
 “Consideramos que no era lo correcto, que Cuervos había pedido un cambio que nosotros no habíamos aceptado y la Unión se lo dio de manera unilateral. Si no podían jugar el domingo, nosotros no lo podíamos hacer el sábado, porque no teníamos los jugadores”, aseguró a El Observador Fernando Bogliacino, coordinador de rugby del equipo franjeado.

¿Qué pasó?
En un principio, la idea de la URU era jugar la fecha el domingo, ya que la mayoría de los árbitros estaban asignados a la Peugeot Kids Cup de juveniles, además de que no se quería competir con el encuentro solidario que se organizó ayer en Fray Bentos.
El lunes el delegado de Los Cuervos le solicitó al de Champa cambiar el encuentro para el sábado, ya que varios de sus jugadores tenían otros compromisos el domingo. Allí surge la primera divergencia: lo que para Los Cuervos fue un sí, para Champa fue una conversación tendiente a  que se cambiara. La URU lo interpretó como un acuerdo de partes, y en la reunión de Directiva, el martes por la noche, decidió fijarlo para el sábado a las 15:30.
Sin embargo, luego de consultar con los DT, Champa argumentó que no podía jugar el sábado, debido a que la URU le había comunicado dos semanas atrás que la fecha se jugaría el domingo. Ello llevó a que algunos jugadores programaran un viaje para el sábado, y otros cambiaran sus guardias laborales del domingo al sábado, además de que varios integrantes del Plantel de Primera son entrenadores de juveniles y debían estar en la Peugeot. 
Allí se dio un nuevo cortocircuito, ya que Los Cuervos argumenta que Champa sabía desde hace 15 días del cambio de fecha al domingo, mientras que ellos tomaron noticia el lunes por la tarde, cinco días antes, y que no estaban en igualdad de condiciones.
Ante la falta de definición, la URU se encontró ante un problema, ya que tenía una fijación para el sábado –que cambiaba la original del domingo-, aunque no estaba el documento firmado por ambos clubes, como exige el reglamento para hacer válido el cambio.
La Unión apostó a que se pusieran de acuerdo, pero  a esa altura había molestia de ambos bandos, ya que Champa argumentaba que no había dado su visto bueno al cambio. Además, algunos sectores del club franjeado reaccionaron molestos porque entendían que el argumento de Los Cuervos para cambiar el día había sido un casamiento, cuando en realidad se trataba de una despedida. Desde Los Cuervos argumentan que eso es falso, que siempre se dijo que era una despedida (además de compromisos de otros jugadores que ya tenían programada idas al exterior por el fin de semana largo) y que están las pruebas en los mails.
El viernes la URU decidió que el partido se jugara el sábado, luego de conocerse la suspensión de la Peugeot Kids Cup, que hacía que los DT de juveniles de Champa pudiesen estar a la orden.
Tampoco se pusieron de acuerdo en la hora, y el viernes a las 18:15 la URU definió que sería el sábado a las 16. Champa dijo que no estaba de acuerdo, ya que insistía con que el cambio fue debido a una decisión unilateral de Los Cuervos, pero la URU no dio lugar al reclamo. De esa manera, los franjeados terminaron tomando la medida de fuerza el sábado.
¿Que seguirá ahora? Una batalla en la URU, con Los Cuervos argumentando que cumplió la fijación, mientras que Champa reclamará que la fijación es inválida porque el club nunca dio el consentimiento para el cambio. ¿Quien ganara? Nadie, porque más allá de las razones de uno y otro, el rugby dio ayer una muestra de una grave desprolijidad, que terminó en papelón.
 

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