1.500 personas vieron el partido final del Old Challenge Trophy
Mercedes Otero-Redacción Rugbynews
El jugador mide cuidadosamente sus pasos, mira la pelota, mira los palos y de vuelta la pelota. Silencio total en la cancha. Patea, la pelota entra y la mitad del público rompe en aplausos. La otra mitad, mira con desolación como el partido se le va de las manos.
Es que el clásico entre Old Boys y Old Christians no se juega solo en la cancha. Los hinchas que estuvieron presentes ayer sintieron el partido como si fueran uno de los 15 de su equipo. Y bien lo demostraron.
Las hinchadas, tuvieron tanto protagonismo como los jugadores. La primera en llegar fue la de Christians, en su mayoría niños con sus caras pintadas con los colores del equipo que haciendo mucho ruido desplegó sus banderas y sus cantos minutos antes de que empezara el partido. Y cuando sus jugadores entraron a la cancha, ¡como se hicieron sentir! Bengalas, bombas brasileras, banderas ondeando, aplausos, gritos de aliento, bombas de humo.
Mientras tanto, de la hinchada de Old Boys, nada. Se demoraron para hacerse notar. Y llegaron unos minutos después de que empezó el partido. Desde lo lejos se los pudo ver caminando hacia la cancha, revoleando banderas azules y rojas, cargando con bombos, platillos y redoblantes.
Las dos hinchadas, en un gesto que debería ser ejemplo para otros deportes, miraron el partido desde atrás del mismo arco, separadas por un hueco de menos de dos metros de ancho. Incluso llegaron a estar pagadas, como si fueran solo una. En ningún momento dejaron de alentar y en cada anotación, se hicieron sentir más.
Más allá de las “barras” unas 1500 personas se reunieron alrededor de la cancha principal del Old Boys Club. Entre amigos o en familia, de todas las edades, los que ganaron y los que perdieron, toda la hinchada, le dio color a un partido para terminar una jornada sin dudas especial.