El coach campeón del mundo con los All Blacks en la pasada RWC firmó un nuevo contrato con la NZRU, a través del cual cumplirá con la función de capacitar a los futuros entrenadores de primer nivel    

 

Aunque el título pueda parecer redundante, es cierto. El haber obtenido la RWC el año pasado con la selección neozelandesa de rugby, hizo a la federación de dicho país encariñarse excesivamente con el entrenador. Tanto, que al momento en que el vínculo entre las partes llegaba a su fin, las autoridades del rugby maorí le hicieron todas las ofertas posibles para renovar; pero este no cedió, considerando que su ciclo al frente de la selección había culminado.   

 

A pesar de esto, la NZRU trató desde entonces que Henry ocupase algún cargo dentro de la federación. Ya que no podían permitirse el lujo que alguien tan capaz e inteligente (que representa hoy día un ejemplo para los nuevos coaches al haber ganado un Mundial con su selección tras 24 años), no transmitiese su sabiduría a las generaciones futuras.      

 

Por ello, en las últimas horas, y tras haber sido vinculado a la dirección técnica de distintos seleccionados en los últimos meses, el ex head coach de la marea negra firmó un contrato por dos años para trabajar, aunque sea a medio tiempo, junto a la Unión Neozelandesa.  

 

Al parecer su función consistirá en capacitar permanentemente a los entrenadores de más alto nivel (Súper Rugby e ITM Cup), para que puedan progresar constantemente en sus funciones y mantenerse actualizados respecto de las últimas técnicas que la función les demanda.

 

Henry ha tomado esta posibilidad como una gran oportunidad de seguir contribuyendo con el rugby de su país, en una función donde no tendrá una carga de tensiones tan alta como puede serlo ser el entrenador principal del mejor seleccionado del mundo.