Uruguay tackleó, arriesgó y jugó, y terminó cayendo con la frente en alto ante Inglaterra en el cierre del Mundial
Por Facundo Suárez Martino, desde Manchester
Uruguay cerró su participación en la Copa del Mundo contra Inglaterra en Machester en el último partido por el Grupo ‘A’. Perdió 60 a 3 ante un equipo de primer nivel mundial, se arriesgó y jugó -por momentos- de igual a igual. El scrum volvió a ser aliado y la identidad de Los Teros relució en el Etihad Stadium
“Digno” podría ser el adjetivo madre que acompañe el análisis de la participación de Uruguay en la copa mundial de rugby de Inglaterra 2015. Pero no, mejor quedarse con algún otro, uno más meritorio. Sí, Los Teros hicieron un papel dignísimo, eso es indiscutible. Pero lo más importante es que estuvieron a la altura de las exigencias de este mundial, el más competitivo de los últimos tiempos, por los físicos, por las innovaciones en el juego y por el análisis que se puede hacer del rival por toda la información que puede obtenerse.
La última prueba fue con Inglaterra, ni más ni menos. La incertidumbre ya no era tan grande, porque se había jugado antes con Gales, en el debut, y después con Australia -los clasificados del Grupo ‘A’-, del mismo nivel que La Rosa. Los jugadores uruguayos sabían con lo que se iban a encontrar en la noche de Manchester, en el Etihad Stadium, donde finalmente dejarían marcada a fuego la Identidad Teros
El primer tiempo del partido fue el reflejo de lo que este equipo quiere mostrar, de lo que puede dar y de lo que genera. Felipe Berchesi marcó los primeros tres puntos del partido, y Uruguay no sumaría más. Inglaterra consiguió dos tries casi seguidos en el arranque del partido, y en la cabeza de casi todos los 50.000 espectadores que llenaron las tribunas del estadio del Manchester City fue inminente la imagen de una victoria apabullante de los ingleses.
Pero no. Quizá quien mire el tanteador (60 a 3) sin haber visto el partido pueda pensar que sí, que Uruguay no pudo hacer pie durante todo el juego y que no tuvo nada que hacer ante un rival de tal jerarquía como el anfitrión del mundial. Sin embargo, los dirigidos por Pablo Lemoine se plantaron contra -antes de la eliminación- uno de los candidatos a quedarse con la Webb Ellis.
La actuación del equipo en esa primera mitad de partido rozó la excelencia. En casi todos los aspectos del juego. La defensa fue la base, fue intensa como había sido otras veces en la RWC, pero con la diferencia de que se mantuvo constante durante esos 40 minutos. El tackle fue siempre abajo, bien abajo, y positivo: emocionaba ver cómo los ingleses iban para atrás, cómo con la agresividad defensiva que relucieron Los Teros lograban salir de extrema defensa y terminar con posesión de pelota en campo rival.
Si hay que destacar individualidades por entrega, bastaría con escribir los nombres de los 23 que hoy entraron a jugar con la camiseta celeste. Agustín Ormaechea (11 tackles) fue uno de los mejores en Uruguay. En defensa estuvo siempre y dirigió la batuta cada vez que hubo pelotas para jugar. Y ahí estuvo otra de las claves de esa actuación del primer tiempo, que terminaría con una diferencia solo de 18 puntos ante tamaño rival. El equipo se largó a jugar, se soltó, mostró el potencial ofensivo que había sido opacado el buen trabajo defensivo. Y lastimó.
A Inglaterra le hizo daño y del try se estuvo muy cerca, pero algunas imprecisiones de manejo o penales innecesarios impidieron a Uruguay llegar al try que tanto mereció. Y eso que, según las estadísticas de la RWC, fue el partido en el que los celestes tuvieron menos posesión de pelota (30%).
Además de ese afán de Los Teros por arriesgarse en el juego de ataque, hubo una faceta del partido que permitió ejecutar lanzamientos como no se había podido en los partidos anteriores: las formaciones fijas; el line out y el scrum.
El line había salido, contra Australia en el primer tiempo Uruguay tuvo 100% de obtención, y con Fiyi también había sacado casi todos los suyos. Las jugadas se cantaron siempre antes y entraron a la hilera sabiendo de antemano el movimiento, y eso le dio frutos. A su vez, Carlos Arboleya estuvo fino en la tirada. Entonces, esta formación no sorprendió tanto.
Pero el scrum sí. El equipo no había podido jugar nunca desde el scrum. Los kilos de los packs contrincantes superaron ampliamente a los propios, lo que impedía la ejecución de lanzamientos desde esta faceta. Los rivales con penal a favor pedían jugar el scrum; Uruguay se había vuelto débil en algo que había sido bandera para llegar al mundial.
En este último partido Los Teros volvieron a sentirse fuertes en el scrum. Y eso forma parte grande de su identidad. Mateo Sanguinetti formó ante Dan Cole, pilar experimentado que juega en Leicester y pesa 120Kg, y lo aguantó todo el partido, hasta le ganó algunas de las ‘mini-batallas’ y sacó penales a favor. Mario Sagario tuvo enfrente a Marko Vunipola, de Saracens, que pesa 130Kg, y también mantuvo el duelo parejo en todo el partido.
Esa fue una de las claves, si no la más importante junto con los tackles a los que este equipo acostumbró al mundo. Con obtención se pudo jugar y, por si fuera poco, se bajó la cantidad de infracciones cometidas.
En el debe quedó la defensa del maul, a lo que Uruguay no pudo encontrarle la vuelta durante todo el campeonato y lo aprovecharon sus rivales: Inglaterra se refugió mucho en ese recurso.
Sobre el final del primer tiempo, el capitán, Santiago Vilaseca recibió tarjeta amarilla, por lo que Uruguay, que perdía 21 a 3, entró a jugar la segunda mitad con 14 jugadores. De arranque, Inglaterra marcó un try, pero después el equipo pudo aguantar sin recibir puntos con un hombre menos. Pero lo peor de esa ausencia se vio reflejado en el line out. Sin Vilaseca se jugaron tres lines y se perdieron todos.
A partir de ese momento, en el que la obtención se fue perdiendo, Inglaterra encontró espacios por todos lados. Stuart Lancaster hizo varios cambios y le dio la dinámica que buscaba, el empujón que precisaban los de adentro para explotar a fondo sus virtudes. Los tries llegaron por la punta, casi todos. Algo que puede llegar a dejar una sensación no tan amarga. Anthony Watson y Jack Nowell se despacharon con dos y tres tries respectivamente. También apoyó por triplicado Nick Easter, el tercera línea de 37 años.
El cansancio obvio por defender la mayoría del tiempo se empezó a sentir: Juan Gaminara hizo 14 tackles y llegó a 39 en todo el Mundial, hasta ahora uno de los que más tackleó en el torneo. Berchesi, quien fue infiltrado una hora antes de jugar por su lesión en el hombro, fue estandarte también hoy en la defensa, donde hubo puntos altos como los centros, Joaquín Prada y Andrés Vilaseca, y Matías Beer y Jorge Zerbino.
Ya faltando 25 minutos Lemoine hizo cambios. Todos los suplentes entraron a jugar. Oscar Durán jugó el ultimo partido en Los Teros, igual Nicolás Klappenbach, Alejo Corral (llegó a 50 tests) y Santiago Vilaseca.
60 a 3 fue el score final, una diferencia esperable tieniendo en cuenta quien estuvo enfrente, sin embargo pudo ser menos de haber estado más precisos en el juego abierto.
La Identidad Teros se reafirmó. El equipo pudo bajar a tierra ciertos aspectos del juego que no había podido aplicar en esta Copa del Mundo. Eso es lo más importante, que hay futuro y mucho camino por recorrer, y este plantel tiene claro a dónde quiere ir y cómo quiere llegar.