El viaje de la selección tuvo unos cuantos contratiempos: a último momento hubo que cambiar avión por barco, dos horas antes de jugar llegó el aviso que el partido se corría para la noche

El viaje de Los Teros a Buenos Aires fue una odisea. Primero con el cambio obligado de transporte, ya que el jueves la Fuerza Aérea avisó que no podría otorgar el charter que estaba planificado desde hace dos semanas, por lo que se tuvo que trabajar a contrarreloj para viajar por Buquebus. Y vista la tormenta del viernes por la noche, integrantes de la delegación afirmaron que la travesía fue un suplicio, con el barco moviéndose como un pinball.

Pero ya en Buenos Aires la cosa siguió. Porque la mitad de la jornada del sábado se hizo preparando el partido para las cuatro de la tarde en el SIC, de acuerdo al cambio de programación previsto para cuidar la cancha del CASI, que tenía las semifinales del Top 14.

Sin embargo, dos horas antes y cuando el plantel ya había almorzado, llegó la noticia de que el amistoso se pasaba para las 21:30 en cancha de CASI, con lo que hubo que cambiar todo lo planificado, y finalmente jugar en una cancha totalmente embarrada, que modificó las estrategias de ambos equipos.