Por segundo año consecutivo terminaron terceras; se mostraron despegadas pelotón y más cerca de Brasil y Argentina; habrá que darles más herramientas para que se sigan acercando

Para Las Teritas el 17-5 ante Venezuela en el tercer puesto del torneo femenino valió muchísimo. Porque significó asentarse en esa posición que ya habían conseguido el año pasado. Porque significó volver a conseguir una medalla. Pero ante todo, porque en un rugby femenino continental que está cambiando su cara dramáticamente, Las Teritas demostraron que están más cerca de los grandes que del pelotón que empezó a mostrarse un poco atrás.

En el último año, Argentina y Brasil ratificaron su crecimiento con planes de profesionalización que incluyen viaticados o hasta sueldos, y participación en torneos internacionales. Mientras tanto, el resto de las selecciones siguió más o menos en el mismo lugar, tanto en medios como en competencia, lo que en la práctica significó retroceder, y quedarse muy lejos de las norteñas y las albicelestes.

En el medio estuvo Uruguay, que con nada más que un enorme esfuerzo de jugadoras y entrenadores, acompañados por la Unión, y un incipiente apoyo estatal en la recta final, demostró que creció muchísimo, que está cerquita de las potencias, y que se va alejando del resto. Le ganó con claridad a cada uno de sus rivales, y lo coronó en el tercer puesto con un 17-5 ante Venezuela. Además, las chicas mostraron conceptos sólidos de juego, en ataque y en defensa, y funcionaron como un verdadero equipo.

El Sudamericano dejó la impresión de que, si mantienen el esfuerzo y el trabajo, en los próximos años la brecha con Argentina y Brasil se puede acortando aún más, porque materia prima hay de sobra. Habrá que seguir apoyando, y dándole a las chicas las herramientas.